Sofía Casanova eligió vivir en carne propia el caos, la violencia y la transformación radical del Imperio Ruso durante la Revolución de 1917. Fue testigo del colapso del zarismo, del ascenso del bolchevismo y de los profundos cambios sociales y políticos que sacudieron al país. Desde San Petersburgo, no solo observó los acontecimientos, sino que como corresponsal de guerra los documentó con una mirada crítica y lúcida, convirtiéndose en una voz única que narró, desde dentro, el derrumbe de un mundo y el nacimiento convulso de otro.

Nacida el 30 de septiembre de 1861 en Almeiras, Galicia, la también poeta, novelista, traductora y dramaturga, encontró su lugar definitivo en el periodismo. Desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial hasta los estragos de la Segunda, pasando por la R

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