En el Perú hemos confundido descentralización con una absurda obsesión por fraccionar el territorio. Una verdadera distritomanía. El resultado es un mapa administrativo atomizado: tres de cada cuatro distritos tienen menos de 10 mil habitantes. La comparación con Chile es brutal: allá, tres de cada cuatro comunas (equivalente a distritos) tienen más de 10 mil habitantes. Mientras en Chile gobiernan con economías de escala, en el Perú se hace lo que se puede con cascarones administrativos.
El absurdo se nota en el día a día. Más del 60% de las capitales distritales está a menos de media hora de otra capital. Es decir, cada pocos kilómetros tenemos un alcalde, un consejo y un presupuesto propio. Todo en tamaño miniatura, que abre más espacio para clientelismo y corrupción. En agregado, desd