Rosario tiene 101 años y una vida entera en el Eixample, en Barcelona. Llegó al barrio hace 76 años, cuando todavía era una zona de familias obreras y comercios de toda la vida. Hoy, más de siete décadas después, ha tenido que hacer la maleta a la fuerza . No por voluntad propia, no porque quisiera mudarse, sino porque el edificio donde se encontraba su residencia ha sido comprado por un fondo de inversión catalán. Y ese fondo, de forma indirecta, la ha echado.

"Nos están echando. Se quedarán con todo. Es una lástima, ¿eh?" , dice Rosario, con una mezcla de tristeza y resignación. "Es como una familia grande. Ahora tengo pena de irme a otro sitio".

Su caso no es único. Con ella se marchan otros 15 residentes de la residencia Rosa Franch, un centro pequeño que durante años ha fun

See Full Page