En una de sus tantas cartas a Julio Payró, Juan Carlos Onetti escribía, sobre un libro suyo, estas líneas: “No se burle: está demasiado ‘bien escrito’. Nunca académico, claro. Pero una cosa excesivamente de ‘palabras’, de historia bien llevada. Algo –para orientarlo– Huxleyano. De éste han dicho que su gran defecto es ser demasiado inteligente. Y bien mirado, es cierto. Se trata, pues, de embrutecerse un poquito. De manera que parezca que los problemas de los pobres hombres que hacen de personajes son un poco los del Dios que los crea”. Onetti pensaba en emprender una reescritura, entonces, que le permitiera encontrarle al texto una voz propia, cosa que él siempre afirmó no haber podido hallar en toda su vida. Pensaba, también, sin duda, en una cierta independencia de la literatura rioplat
Pol Guasch y la melancolía como golpe bajo

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