Un adolescente de 15 años, identificado como Maxim, fue sometido a un procedimiento quirúrgico en el Centro Médico Europeo, en Moscú, Rusia, para corregir un problema renal que le generaba reflujo de orina.

Para poder realizar el proceso de forma exitosa, los médicos tuvieron que conectar el uréter del menor a su vejiga para retirar el tubo de drenaje después de la intervención.

Sin embargo, lo que al inicio parecía ser una cirugía normal, con el paso de las horas, se convirtió en toda una pesadilla para el paciente, ya que comenzó a experimentar un fuerte dolor y un aumento de la presión arterial.

A pesar de que la madre de Maxim alertó a los doctores de los síntomas, los profesionales le restaron importancia a la situación, asegurando que la molestia era algo común, por lo que creyero

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