En la era de la información, donde las noticias viajan a la velocidad de la luz a través de las redes sociales y los medios digitales, la difusión de información errónea o inexacta es una amenaza constante.
Cuando hay un mal entendido o se comete un error -ya sea por negligencia, descuido o directamente mala fe- la obligación de rectificarse se vuelve imperativa. A su vez, en muchas oportunidades en causas judiciales vinculadas al derecho del consumidor las condenas implican también el deber de publicar los términos de las sentencias como forma de mostrar a la sociedad el mal obrar de ese caso particular y evitar futuras situaciones análogas.
Sin embargo, la simple publicación de una fe de erratas, el envío de un comunicado de prensa o la orden de publicar en un medio sin determinar las