Hay presencias fuertes que se imponen, que pesan, que es imposible ignorarlas, en tanto que otras, aun siendo débiles, por sus efectos, nos dejan sentir que están siempre con nosotros. Y hay ausencias que, sin ser ni estar, son más fuertes que las presencias dominantes.
Y no me refiero a ausencias temporales de entidades físicas como pudiera ser la de Andrés Manuel López Obrador, que sin duda sigue siendo la presencia más importante en la vida pública de nuestro país. Sino a lo que no existe, a lo que ha dejado de ser y que deriva en carencias.
Las presencias influyen, actúan, modifican, crean, lo que lleva implícitos efectos que se sienten. Las ausencias por su parte se notan porque se resiente la falta de algo necesario, mayormente cuando eso es imprescindible en la vida de las persona