La tarde avanzaba en el estudio de Los 8 escalones sin sospechar que sería escenario de un gesto insólito de generosidad y empatía en la televisión argentina . Nadie imaginó la sorpresa. Ni siquiera Pampita , conducía con su habitual mezcla de nervios y complicidad, adivinó lo que estaba a punto de suceder cuando Jimena se alzó con el premio mayor.
La dinámica de siempre: luces, preguntas, escalones, la presión creciente del concurso. El trayecto parecía un libreto conocido, hasta que Barbie Simons leyó la última consigna. Jimena, de temple inusual, no mostró sombra de vacilación en ningún momento. Al responder correctamente, esa calma que la había acompañado durante todo el ciclo se transformó en una sonrisa discreta y sincera. Desde su lugra, la conductora celebró: “Jim