No era una final, pero lo parecía. No eran tres puntos determinantes, pero lo parecían. Un Barça-PSG, recordando precedentes históricos entre ambos los últimos años, es un partido entre dos equipos que se tienen ganas. Eso se nota sobre el césped. Son dos equipos que juegan de forma automática, que siempre imprimen a sus partidos un ritmo tan alto que el espectáculo está asegurado. Da igual que hubieran muchas bajas importantes en ambos equipos, fue un partidazo en el que el resultado pudo caer de cualquier lado y fuera cual fuera el resultado este iba a ser justo. Se mascaba el empate, pero ganó el PSG en el añadido con un gol de Gonçalo Ramos. Lo dicho, fue justo.

El primer gran partido de la temporada para el Barcelona se preveía de inicio algo descafeinado por aquello de las important

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