Cada enero, en La Paz se organiza la feria de la Alasita, donde la gente compra objetos en miniatura que representan sus sueños para el nuevo año: casas, autos, títulos universitarios o fajos de dinero diminutos.
Las miniaturas son bendecidas por un chamán aymara y luego guardadas como amuletos de prosperidad. Se cree que si se cuidan con fe, se convierten en realidad.
El personaje central es el “Ekeko”, un dios de la abundancia representado como un hombre barrigón cargado de objetos en miniatura. Todos le hacen ofrendas de cigarrillos y licor.
La feria mezcla lo religioso, lo mágico y lo lúdico, y es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de Bolivia.