Mucho antes de que en la década de los ochenta cautivara a muchos con su personaje de “Guille”, existía “Tiki”, el apodo con que cariñosamente sus padres apodaron al célebre artista puertorriqueño Víctor Alicea.
De un hogar con recursos limitados, una enfermedad en la adolescencia que lo acercó por meses a la muerte, y el intento de estudiar pedagogía para asegurar un futuro profesional económico, surgió el trasfondo de un artista que creyó en su talento y el afán de brillar en la actuación.
La imaginación siempre fue aliada en el desarrollo del responsable de personajes como “Epifanio González Villamil”, “Ruperta la Caimana” y “Luzma”, quien comenzó a darse a conocer en el mundo del entretenimiento con su talento en el baile.
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