Corea del Sur, una de las potencias económicas y tecnológicas del mundo, inició un nuevo intento por reducir la concentración de poder en manos de los chaebols, los gigantes conglomerados familiares que han sido durante décadas el motor del “milagro económico” del país. Empresas como Samsung, Hyundai o LG representan casi el 77% del PIB y emplean a más del 10% de la fuerza laboral, pero su enorme influencia se convirtió en un obstáculo para la competencia, la transparencia y la confianza de los inversores extranjeros.

El gobierno anunció reformas orientadas a modernizar el mercado bursátil y fortalecer el gobierno corporativo. Entre las medidas se destacan la creación del Corea Value Up Index, que premiará a las compañías más amigables con los accionistas, la eliminación de trabas para in

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