“Honor y gloria a la policía, pero a la paraguaya”, decía con sarcasmo una pancarta en el centro de Lima. Y vaya que tenía razón. Mientras en Asunción atrapaban la semana pasada al “Monstruo”, uno de los criminales más buscados de Sudamérica, aquí en Perú el Gobierno y la policía corrían a colgarse de la hazaña ajena como si hubiesen sido los protagonistas del operativo. Un triste espectáculo: políticos buscando oxígeno en un logro que no les pertenece.

La realidad nacional es menos gloriosa. En nuestras calles, la extorsión es ya una forma de gobierno paralelo: 15 mil soles por no volar una bodega, 5 mil por no atentar contra una señora que vende fresas con crema. En tanto, les va peor a los transportistas, quienes hartos van al paro, suspenden servicios o suben tarifas para cubrir el co

See Full Page