La figura de Moisés ocupa un lugar central en la tradición tanto judía como cristiana: según la Biblia hebrea, liberó a los israelitas de la esclavitud en Egipto, los condujo por el desierto y recibió los Diez Mandamientos en el Sinaí. Sin embargo, para los historiadores, su existencia siempre fue un enigma. Aunque su peso religioso es indiscutible, las pruebas arqueológicas que respalden su historicidad han sido escasas.

Ahora, un nuevo hallazgo en Egipto vuelve a poner el debate sobre la mesa: una reinterpretación de antiguas inscripciones en la península del Sinaí afirma contener menciones directas a Moisés. Las supuestas pruebas se encuentran en Serabit el-Khadim, una mina de turquesa situada en el Sinaí, excavada a principios del siglo XX por el arqueólogo Sir William Flinder

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