La reciente visita del presidente de EE.UU., Donald Trump, al Reino Unido, donde fue recibido por el rey Carlos III en Windsor, estuvo cargada de pompa, boato y detalles imperceptibles. Por ejemplo, un cambio en las banderas de EE.UU.

En la preparación del encuentro, la Casa Blanca hizo notar a los británicos que el rojo de la bandera estadounidense no es exactamente el mismo rojo que la Union Jack , y que en visitas anteriores el tono de ese color en ambas banderas parecía el mismo. Según los estadounidenses, el tono adecuado para la enseña de las barras y estrellas es el llamado rojo cereza , y no el R01 de las banderas que el protocolo de Reino Unido tenía disponibles.

Según varios medios británicos, un matiz perceptible solo para un ojo tremendamente entrenado llevó a una petició

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