Aunque la Fuerza Pública combate día tras día contra distintos factores de violencia y criminalidad, acumulando resultados importantes y que en modo alguno se pueden desestimar, también es innegable que la situación de seguridad y orden público en varias regiones sigue deteriorándose.

Las escaladas terroristas en lo ocurrido de este año en Valle, Cauca y Nariño, así como los ataques a unidades militares y policiales en Guaviare, Antioquia y Catatumbo son apenas la punta del iceberg. En realidad, acorde con las denuncias de muchos gobernadores y alcaldes, así como de distintos sectores políticos, económicos, sociales e institucionales a nivel regional y local, hay no pocas zonas del país que están, literalmente, contra la pared por el accionar violento de los grupos residuales de las Farc,

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