El 20 de noviembre de 1975, el Comité Ejecutivo de la FIFA, presidido por el brasileño Joao Havelange, aprobó durante su reunión en Guatemala que el Mundial de Fútbol se disputaría en 1978 en Argentina. En marzo de 1976 empezaría en ese país una feroz dictadura. En esa misma reunión, el mismo día que Francisco Franco Bahamonde, titular honorífico de la Copa del Generalísimo que no volvería a llevar esa denominación, moría en el hospital de La Paz, el representante español en la FIFA, José Luis Pérez-Payá, presentaba en la ciudad centroamericana la solicitud de España para organizar el Mundial de 1982. La FIFA aplazó la decisión para la siguiente reunión que celebraría en julio de 1976 en Montreal, coincidiendo con los Juegos Olímpicos que acogería la ciudad canadiense.

Una solicitud que e

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