¿Cuándo dejamos de construir democracia para comenzar a cavar trincheras? ¿Quién nos convenció de que la política es guerra y no diálogo? El pluralismo que floreció con tanto esfuerzo en los años 90, regado con el sudor de ciudadanos, activistas y reformistas, ha sido devorado por un monstruo de dos cabezas: polarización y fanatismo.
En una esquina del tiempo, la palabra “sensatez” ha sido arrinconada. Como un viejo sabio al que nadie escucha, silenciada en un rincón del Congreso, entre gritos, golpes y discursos huecos. La política nacional ha dejado de ser una sinfonía de ideas contrapuestas y se ha convertido en un bar de mala muerte donde cada quien grita para no escuchar a otros.
¿Qué ha pasado en México? ¿Cuándo dejamos de construir democracia para comenzar a cavar trincheras? ¿Qui