En la frontera sur de México, un creciente número de migrantes centroamericanos se encuentra varado, atrapado entre la violencia ineludible de sus países de origen y las políticas de asilo cada vez más restrictivas de Estados Unidos. La única esperanza para muchos es obtener refugio en México, pues el regreso a casa representa una condena de muerte.

Los testimonios de extorsión y violencia son el motor detrás de este éxodo forzado.

La huida de las pandillas y el clamor por la residencia mexicana

Steven Armando, un joven guatemalteco de solo 20 años, es la voz de esta desesperación. Huyó de su país tras presenciar cómo la Mara Salvatrucha y la Mara 18 asesinaban a tiros a sus tíos y primos por no poder pagar las cuotas de extorsión. Ahora, como único sobreviviente de su familia, teme vol

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