Pocas películas han dejado una huella tan intensa en el imaginario cinéfilo como El último mohicano (1992), dirigida por Michael Mann. Más allá de su éxito en taquilla y del Óscar al mejor sonido, el filme se ha reivindicado con el tiempo como una de las grandes obras del cine de aventuras de los años 90. Y parte de ese legado se debe a la fuerza visual y emocional de sus escenas, muchas de ellas rodadas en condiciones extremas.

Una de las más recordadas es la secuencia de la cascada, donde el personaje de Ojo de Halcón (Daniel Day-Lewis) promete a la mujer que ama que la encontrará, pase lo que pase. "Salva tu vida, pase lo que pase, tienes que vivir. Iré a buscarte, por muy lejos que estés, te encontraré", le dice antes de lanzarse al río. Esa frase, pronunciada entre el estruendo del

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