La consejera de Salud de la Junta de Andalucía, Rocío Hernández, debió dimitir tras conocerse que dos mil mujeres sufrieron retrasos en sus diagnósticos de cáncer de mama. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, debió destituirla al conocer que no iba a dimitir.

El caso es grave, y la respuesta, manifiestamente insuficiente. Hubo un fallo en el sistema de detección precoz del cáncer de mama que hace pruebas a medio millón de mujeres cada año: al bloque de pacientes sin diagnósticos concluyentes en sus mamografías no se les sometió al seguimiento debido por parte del Servicio Andaluz de Salud en los meses siguientes para darles un diagnóstico definitivo. Un número imposible de cuantificar de ellas ha desarrollado la enfermedad sin ser conscientes de su auténtico estado de salud.

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