Silvia Espinosa Fombuena nació en Zaragoza, pero con apenas siete años aterrizó en Huesca con su familia y, desde entonces, la ciudad se convirtió en su hogar . Allí, entre telas, hilos y mucha imaginación, acabaría naciendo Lalaylolo , un proyecto tan personal como entrañable.

Familia y creatividad van de la mano en su historia: “Siempre me había gustado tunearme cosas… una cazadora pintada a mano, unas zapatillas con dibujos, incluso la toalla de la piscina con volantes”, recuerda.

Lo que empezó con pequeñas ideas y caprichos propios pronto se transformó en un “¿me haces una a mí también?” de amigos y familiares. Y así, casi sin proponérselo, fue tomando forma lo que hoy conocemos como Lalaylolo .

El nombre no fue al azar. Se trata de un homenaje a sus padres , que en casa l

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