Cada cuatro años, en cada elección presidencial, el núcleo familiar se convierte en la ventana más íntima del candidato: un atributo blando que, cuando se muestra, puede provocar empatía y cercanía. Pero a veces, una exposición excesiva también abre flancos difíciles de cerrar.

En esta campaña, la candidata de Chile Vamos, Amarillos y Demócratas, Evelyn Matthei, ha levantado un muro en torno a su intimidad, evitando que su familia sea parte de la puesta en escena, en un gesto que la distingue de la mayoría de sus contendores. El republicano José Antonio Kast, que en el pasado hizo de su numeroso clan un sello de campaña, ha optado esta vez por una presencia menos estridente de los suyos. Sin obviar que su primogénito, el abogado José Antonio Kast Adriasola, optó por seguir el camino de su

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