Era la casa más encantadora y misteriosa, desde luego una de las más grandes que había conocido. La villa de la familia King en Lake Forest impresionó a Francis Scott Fitzgerald. Allí conoció de cerca el ambiente y el estilo de vida de los ricos, y en ella escuchó también una frase que le resultó inolvidable. Era el verano de 1916, se encontraba de visita en casa de Ginevra King, una de las chicas más hermosas de Chicago. Coqueta y heredera de una gran fortuna, ilusionaba a Scott. Pero al padre de ella no le impresionó el estudiante de segundo año de Princeton, que provenía del Medio Oeste, y entre coctel y coctel dijo:

–Los chicos pobres no deberían pensar en casarse con las chicas ricas.

Nacido en Saint Paul, Minnesota, en 1896, en una familia de clase media, Scott conoció a Ginevra Ki

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