El magnate agroindustrial Andrej Babis venció en las elecciones que concluyeron ayer en República Checa con un programa eurocrítico, antiinmigración y reticente a seguir armando a Ucrania, con el que aspira ahora volver al poder tras cuatro años en la oposición. El regreso del exprimer ministro, que se declara abiertamente «trumpista», puede alinear Praga con las posiciones prorrusas del Gobierno húngaro de Viktor Orban, aunque su vuelta al poder dependerá de alianzas que se prevén complicadas dado que no logró una mayoría para gobernar en solitario.
«Soy trumpista porque estoy de acuerdo con su programa [de Donald Trump]», afirma el populista que promete «gestionar el Estado como una empresa» y que ha ganado los comicios con un 35,8% de los votos, bastante más de lo que auguraban las enc