Cuando, en abril del pasado año, Pedro Sánchez anunció al mundo que España estaba preparada para reconocer el Estado palestino, incurría en una obviedad. Y es que preparado para dar ese paso se encontraba todo el planeta, empezando por la ONU, cuya Asamblea General aprobó el 29 de noviembre de 2012 una resolución que otorgaba a Palestina la condición de Estado observador, y siguiendo por el propio Parlamento de Estrasburgo, que el 17 de diciembre de 2014 votó a favor de ese reconocimiento del Estado de Palestina, como lo habían hecho antes los parlamentos de un buen número de países miembros de la UE, entre ellos el español. La verdad es que, preparado para reconocer ese Estado que constituiría la salida más cabal y deseable para un conflicto que ya se ha prolongado demasiado en el tiempo,
Palestina y la desmemoria

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