A dos años del 7 de octubre, resulta inviable definir la situación en Gaza como una guerra convencional. Lo que se ha desarrollado es una tragedia humanitaria sin precedentes, con una asimetría brutal entre una potencia militar, y una población civil sitiada. Mientras en los territorios ocupados por Israel reina la normalidad, Gaza y Cisjordania han sido escenario de una ofensiva devastadora desde el 8 de octubre de 2023, con bombardeos masivos que no han contribuido a liberar rehenes, (según denuncian sus propios familiares).
Cifras inciertas de entre 70 mil y medio millón de palestinos muertos, más la hambruna reconocida por la ONU por la prohibición de ingreso de ayuda humanitaria, y la consecuente inacción global para sancionar o frenar estas acciones, plantea un precedente sombrío so