La noche anterior hubo un emotivo banderazo. Miles de aliancistas llegaron hasta Huánuco desde todos los rincones del Perú para mostrar amor y apoyo al equipo de sus amores. En el estadio Heraclio Tapia, a casi 2 mil metros de altura, en medio de un sol incesante y sofocador, las tribunas se tiñeron de color morado que representa la devoción aliancista en octubre por el Señor de los Milagros. Sin embargo, en el césped no hubo nada de lo mencionado líneas atrás: Alianza Lima volvió a ser ese equipo sin cabeza -Gorosito, su técnico, miró el partido desde uno de los palcos por estar sancionado- ni liderazgo, desorientado e irritable. Y perdió 2-1 ante Alianza UDH, el peor equipo peruano del año (marcha en el puesto 18 del acumulado) que arrastraba cuatro derrotas consecutivas.

Y ahí es

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