
OpenAI ha firmado un nuevo megacontrato con el fabricante de chips Advanced Micro Devices (AMD), el principal rival de Nvidia, para impulsar sus próximos centros de datos de inteligencia artificial. Se trata del tercer acuerdo de este tipo que cierra la desarrolladora de ChatGPT en dos semanas, tras su pacto para comprar 100.000 millones de dólares en chips para inteligencia artificial de Nvidia y el que firmó con Oracle para conseguir potencia de computación por valor de 300.000 millones .
La empresa dirigida por Sam Altman comprará hasta seis gigavatios de procesadores AMD Instinct en los próximos años, según un comunicado conjunto de ambas compañías. Las cifras totales del acuerdo no se han hecho públicas, pero Jean Hu, vicepresidenta de la chipera, ha declarado que la alianza supondrá “decenas de miles de millones de dólares en ingresos para AMD”.
“Es difícil exagerar lo difícil que se ha vuelto conseguir suficiente potencia de procesamiento”, ha Altman en una entrevista sobre el contrato para el Wall Street Journal. “Queremos que sea superrápido, pero lleva tiempo”, insiste el responsable de OpenAI, que en las últimas semanas ha expresado que “todo comienza con la computación. La infraestructura de computación será la base de la economía del futuro”.
El acuerdo con AMD incluye un componente financiero poco habitual. La chipera concederá a OpenAI la posibilidad de adquirir hasta un 10% de sus acciones a un precio simbólico si la startup cumple una serie de objetivos técnicos y comerciales. Entre ellos, desplegar la potencia comprometida y alcanzar determinados hitos en la implantación de los chips de AMD. El acceso a esas acciones también dependerá de que la cotización bursátil de AMD suba por encima de ciertos niveles.
Se trata de una alianza estratégica que marca una nueva fase en el mercado de la IA. Su envergadura eleva a un nuevo nivel la capacidad de AMD para competir con Nvidia, que hasta ahora había sido la dominadora absoluta del diseño y producción de chips para la IA. Antes de hacerse pública la operación, la capitalización de Nvidia era de más de 4,5 billones de dólares, mientras que la de 267.000 millones de dólares.
Una relación circular que sigue hinchándose
El movimiento implica que, en la práctica, OpenAI se beneficiará del aumento del valor de AMD al mismo tiempo que se convierte en uno de sus mayores clientes. La operación refuerza el vínculo entre ambas compañías y crea un incentivo mutuo: cuanto más crezca la demanda de chips, más se revalorizarán ambas.
Sin embargo, también profundiza en las dudas sobre si el mercado de la inteligencia artificial puede repetir los patrones que se vieron en la burbuja de las puntocom . Entonces, los fabricantes de equipos de telecomunicaciones prestaban dinero o invertían en sus clientes para que compraran sus propios equipos. “Tiene ciertos ecos de aquello. Yo no estaría del todo cómodo desde ese punto de vista”, ha declarado recientemente James Anderson, uno de los principales inversores tecnológicos que navegó aquella burbuja.
A esas preocupaciones se suma el hecho de que no está claro cómo OpenAI va a financiar estas inversiones masivas en infraestructuras. Según los cálculos del Wall Street Journal, los tres megacontratos con Nvidia, Oracle y AMC podrían ascender a 400.000 millones de dólares al año en 2029. La cifra es incompatible con los 13.000 millones en ingresos con los que Altman planea cerrar este 2025.
OpenAI ha presentado en las últimas semanas varias herramientas que podrían ayudarla a monetizar su tecnología, como la posibilidad de hacer compras directamente a través de ChatGPT o un proyecto de red social en la que todo está hecho con IA. No obstante, ambas iniciativas se encuentran todavía en fases muy incipientes de su desarrollo.