En la política francesa suele decirse que el primer ministro es el fusible que utiliza el presidente de la República para no acabar quemándose él. Pero a Emmanuel Macron se le están acabando los fusibles. Ayer, menos de 24 horas después de anunciar la composición de su gobierno, Sébastien Lecornu presentó su dimisión como jefe del Ejecutivo. Había accedido al cargo hacía 27 días –es el tercer primer ministro que tira la toalla en menos de un año y el quinto nombrado por Macron en dos años–, lo que evidencia la gravedad de la crisis política que vive Francia.

Para justificar su decisión, Lecornu –que se ha convertido en el premier más breve de la V República– criticó la intransigencia de los partidos franceses, incluidos los de la coalición de gobierno, acusándoles de primar sus intereses

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