El aprendizaje automático es el corazón de esta revolución. Los sistemas entrenan con millones de ejemplos de ataques reales y simulados. Así, la IA desarrolla la capacidad de reconocer comportamientos maliciosos incluso si nunca los ha visto antes.

Esta capacidad predictiva permite detener amenazas en etapas tempranas. La IA analiza en tiempo real correos, conexiones y movimientos internos para anticipar ataques de ransomware, phishing o espionaje corporativo.

En lugar de apagar incendios, los equipos de seguridad ahora evitan que empiecen.

Vigilancia constante sin fatiga humana

La IA no duerme ni se cansa. Supervisa redes, servidores y dispositivos 24 horas al día, los 7 días de la semana. Esta vigilancia continua permite reaccionar en segundos ante cualquier señal sospechosa.

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