Montería alguna vez le dio la espalda al Sinú. Ahora, un renacer centrado en el río está reescribiendo el mapa, la economía y la identidad de la ciudad. Desde el parque Ronda del Sinú hasta el piloto del Businú, la capital fluvial de Colombia apuesta a que el agua une, no divide.

De orilla olvidada a sala de estar cívica

Hace un siglo, los barcos amarrados a lo largo del Sinú transportaban sal y telas desde Cartagena. A mediados del siglo XX, el asfalto reemplazó a los remos y Montería se volvió hacia el interior; sus riberas se hundieron en el barro, el crimen y el abandono. Durante décadas, el Sinú fue una frontera: entre barrios, entre clases sociales, entre la memoria y la vergüenza.

Lino José Pérez, quien ha transportado pasajeros por el río desde niño, recuerda cuando “era difícil

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