7 de octubre de 2025 - 00:10

En 1998, Guillermo Antonio Fernández -entonces un joven docente de Fiambalá- publicó, bajo el seudónimo Ignacio Martín Lui, “ Cuentos nativos de ayer, de hoy, de siempre” en un contexto muy distinto al actual, cuando editar un libro desde el interior era casi una hazaña. Sin redes ni plataformas de difusión, la publicación adquiría un valor artesanal, sostenido por la convicción de que la palabra podía ser memoria.

Este primer título reunió relatos breves que recuperan la oralidad popular y la transforman en literatura con tono testimonial. Personajes entrañables, paisajes fiambalenses y costumbres en riesgo de olvido se convierten en narraciones donde lo cotidiano se entrelaza con lo mítico o lo trágico. Allí ya se perfilaba la poética que Fernández desa

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