Tras la tragedia ocurrida el pasado 22 de septiembre en el CCH Sur de la UNAM, cuando se dio a conocer la identidad del agresor y se supo que éste habría formado parte de grupos llamados incels (q ue dicen ser incapaces de tener relaciones románticas y/o relaciones sexuales ) , se informó con horror que en redes sociales varios jóvenes —incels, “edgy” (gente que se muestra “disruptiva” con el fin de llamar la atención) o simplemente admiradores de la violencia— comenzaron a venerar sus actos como si fueran los de alguien valiente o un “salvador”.
Aunque muchos creen que este tipo de comportamiento se explica solamente por las redes sociales o por el contexto violento contemporáneo, existe un fenómeno anterior, quizá más profundo: la romantización persistente de la figura del ases