El gato es el único cuadrúpedo que vive en vacaciones perpetuas. Nace y ya está jubilado. Es el indiscutido rey del “dolce far niente”. Lo llaman para que no haga nada y está durmiendo.
Gato es el otro nombre del silencio. Caminan con silenciador en cada pata. Por ese motivo, estas alfombras de silencio no se sienten. Al gato hay que sospecharlo. No inventaron el anonimato: le dieron estatus. Saben que el gato solo bien se lame. No solo el buey.
Cuando irrumpe un ladrón en casa, en vez de “ladrar”, los gatos asumen que el intruso es algún remoto amigo de la familia o alguien próximo al árbol genealógico, y siguen durmiendo. Lo mismo les da. Acompañan al ladrón a que vacíe la casa.
Un gato es doméstico por convención, no por convicción. No marca tarjeta, no acata órdenes, no nada, como e