En lo alto de los áridos cerros de Lima, donde se extienden grandes asentamientos sin acceso a la red pública de agua potable, los «atrapanieblas» llevan más de dos décadas saciando la sed y las necesidades de higiene de la población más humilde de la capital peruana, a través de un ingenioso sistema de mallas que condensa la niebla que envuelve estas zonas en invierno para convertirla en agua.

Este ingenioso y accesible sistema de captación hídrica, una suerte de redes para captar el agua del húmedo clima que caracteriza a Lima durante la época invernal, no consume, no contamina, apenas cuesta, y proporciona agua a más de 60.000 familias que, de lo contrario, deberían obtenerla a altos precios en camiones cisterna.

Desde 2004, los ‘atrapanieblas ’ de Abel Cruz, ingeniero industrial

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