CIUDAD DE MÉXICO (El Universal).— La lluvia ligera que cayó sobre el Centro Histórico no impidió que decenas de familias se formaran durante horas a las afueras del Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris”. Entre paraguas, pancartas y gritos de apoyo, los nombres de los finalistas del concurso “México canta” resonaban una y otra vez. El ambiente era de fiesta, de orgullo y, sobre todo, de esperanza: la de ver nacer nuevas voces para la música mexicana.
Cuando las luces del escenario se encendieron, la energía se desbordó. Con la conducción de Luisa Iglesias, Andrea Núñez y Orlando Abad, la final del certamen se convirtió en una celebración que unió a dos países (México y Estados Unidos) bajo una misma melodía.
El público aplaudía, reía y coreaba cada nota con una intensidad que se sentía en