En el bajo del amplificador suena una base de tecno que se confunde con el eco lejano de los bombardeos. Centenares de personas conmemoran el segundo aniversario de los ataques del 7 de octubre en la misma explanada donde tuvo lugar el festival Nova, donde fallecieron 378 personas y 44 fueron secuestradas.
A escasos kilómetros de aquí, las nubes de humo se alzan sobre la franja de Gaza, sin perturbar a Alex, superviviente de la matanza y encargado de pinchar música en esta conmemoración. “Te acostumbras al sonido (de los ataques aéreos)”, sostiene, antes de declarar que “la música es la medicina para el trauma”. Cuando se le pregunta qué piensa sobre los gazatíes, se limita a sonreír y seguir bailando.
“Muchos de mis amigos murieron, y uno de ellos sigue rehén en Gaza”, dice Eliel, de 36