Visto desde cerca, parece no tener la velocidad y potencia que muestra dentro de la cancha. Salvo por la espalda ancha, en la que lleva tatuado un guerrero que arrodillado sostiene un escudo que lo protege de unas flechas, Daniel Muñoz no da la sensación de poseer la fuerza que se le ve en los partidos del Crystal Palace y la Selección.

Por un lado, porque es de contextura delgada. Del otro, debido a que vestido de civil no se le ven los músculos marcados de las piernas que, con su bajo porcentaje de grasa corporal hacen que su aceleración al emprender una carrera sea alta.

Además, fuera de la cancha es tan sencillo que parece ser tímido. Habla despacio, como midiendo las palabras. Algunas veces encorva la espalda, cual si se quisiera esconderse, y es muy noble . Hace pocos meses, en

See Full Page