Tras una pausa en julio, los bancos centrales volvieron al ruedo y salieron a comprar más oro para sus reservas internacionales que, según datos del FMI y de los propios protagonistas, sumaron 15 toneladas netas a las reservas globales. El apetito por el metal amarillo se vio reflejado en que no solo aumentaron las compras brutas, sino que también disminuyeron las ventas brutas con respecto a los últimos meses y en particular frente a julio pasado. Pero los datos de agosto muestran que además de los “compradores seriales” como lo son varios países de Europa Oriental y Central, incluso de Asia Central, ahora se van sumando otros a la lista de compradores como Bulgaria y El Salvador. Así el panorama global de agosto muestra que siete bancos centrales informaron aumentos, de una tonelada

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