En términos muy generales, el neoliberalismo como patrón acumulación significó la entrega de la fuerza de trabajo y de la naturaleza a las fuerzas del mercado. Dicho de forma sencilla: la conversión de los bienes públicos globales en mercancías. Para ello, se requirió de la legitimación de un tipo de dominación social basada en la universalización de una moral económica ad hoc a los intereses de los capitales transnacionales.
Hoy, a 7 años de comenzada la cuarta transformación nacional, los discursos dirigidos a exaltar las bondades del mercado y de las políticas privatizadoras se presentan como ecos del pasado. De un pasado que entregó las funciones planificación económica al gran capital transnacional, aunque esto implicara la disolución del Estado social postrevolucionario. Por