A medida que avanza la tecnología, son diferentes las funciones que se incorporan a la industria automotriz y que son presentadas al público como verdaderos saltos al futuro.

Uno de esos objetivos es la conducción autónoma, tema en el que vienen trabajando algunas c ompañías como Tesla, Google, Waymo o BYD, y la cual ha tenido que surtir un camino protagonizado por radares, cámaras y sensores que han ido superando niveles para finalmente ser aceptada por las autoridades de tránsito de los gobiernos donde operan.

Para lograr todo esto ha sido necesario contar con escenarios donde las herramientas tecnológicas y la fusión con los vehículos puedan ponerse a prueba y es allí dónde las ciudades fantasma han sabido capitalizar su situación.

Kangbashi, el paraíso para la prueba de los v

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