Mientras el gobierno nacional busca reencauzar la campaña bonaerense luego de la renuncia de José Luis Espert a su candidatura y gestiona en Estados Unidos para que la ayuda económica prometida por Donald Trump sea efectiva en el corto plazo, Mauricio Macri observa la escena desde lejos. Desde muy lejos, a más de 10 mil kilómetros, la distancia que separa Madrid de Buenos Aires. Desde la capital española analiza el nuevo panorama y espera señales concretas desde Casa Rosada o desde la quinta presidencial de Olivos.
Alertado por la fragilidad del programa económico y la debilidad política del oficialismo nacional por una colección de derrotas en las elecciones legislativas en diversas provincias, pero sobre todo en Buenos Aires, pero también en sesiones clave del Congreso, Macri decidi