Durante décadas, la silueta de la Basílica del Pilar estuvo incompleta. Durante generaciones, zaragozanos y visitantes vieron una basílica monumental , pero con un aire inacabado. Solo una de las torres del Pilar se alzaba entre cúpulas, como promesa de un futuro por construir.
Hoy, cuesta imaginar esa imagen de Zaragoza , ya que las cuatro torres se han convertido en un símbolo reconocible en todo el mundo, pero la historia de su construcción es tan larga como sorprendente.
De los primeros proyectos barrocos hasta el impulso de un matrimonio benefactor en pleno siglo XX , la transformación del templo no fue rápida ni sencilla. Cada torre guarda una historia, un nombre y un momento en el tiempo que revelan el empeño de la ciudad por culminar su monumento más querido.