Ninguna ciudad en el mundo se igualó a Puebla, expresó el hombre, quien dejó Alemania para hacer de la capital su segundo hogar 

André Hoffman, alemán de 64 años de edad que trabajó en el sector automotriz hasta jubilarse, pasó 35 años viajando de un país a otro. Tras haber conocido diversas ciudades por el mundo, decidió que Puebla, en México, sería su nuevo hogar.

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En sus viajes visitaba diversas armadoras automotrices, porque, al trabajar para una empresa encargada de la fabricación de instrumentos e interiores de vehículos, elaboraba moldes de plástico que debían ser probados antes de ser vendidos. Así se enamoró de Puebla, ya que suministraba a empresas como Volkswagen y Faurecia. 

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