El barrio de Ópera, donde se encuentra el número 4 de la calle Hileras, lugar del edificio siniestrado , amaneció este miércoles con el susto aún metido en el cuerpo, pero con ganas de recuperar la normalidad, sobre todo entre los comerciantes de alrededor, como los de la turística calle Arenal, muchos de los cuales tuvieron que cerrar sus negocios. Policía y bomberos continuaban este miércoles con el trabajo de extracción de escombros y los residentes de la calle Hileras necesitaban identificarse para acceder a sus viviendas. «Estamos más tranquilos», decía Luis, uno de sus vecinos.

Los comercios más afectados fueron los de Arenal, una calle muy comercial repleta de tiendas de ropa, calzado, complementos, accesorios y 'souvenirs'. «El martes por la tarde estuvimos dentro de la tienda

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