El Parlamento de Andalucía, víctima de la electricidad estática que vive la política tras el escándalo de los retrasos en los cribados de cáncer de mama que afectan a 2.000 mujeres , ha estallado en un caos bronco a los cinco minutos de comenzar el Pleno de este jueves.

Las tres fuerzas de izquierdas -PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía- habían registrado una petición de debate general para cambiar el orden del día y que, esta misma tarde, compareciera el presidente Juan Manuel Moreno para dar explicaciones por el escándalo de los retrasos en los cribados de cáncer de mama, alegando “máxima actualidad”.

La petición, calificada favorablemente por la Mesa de la Cámara, debía someterse a votación, según el artículo 73 del reglamento, pero cuando lo planteó la portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, la bancada del PP estaba llena de asientos vacíos. Es decir, los populares no disponían en ese instante de la mayoría absoluta que ostentan (58 diputados) para impedir la estrategia de la oposición, que no era otra que la de poner a Moreno contra las cuerdas, obligándole a encarar en persona la crisis de los cribados.

El presidente de la Cámara, el popular Jesús Aguirre, ha intentado dar carpetazo al asunto sin someterlo a votación. “No hay más debate, el orden del día lo marca el presidente”. Todos los grupos de la oposición han empezado a protestar y la algarabía se ha adueñado de la sala. Algunos diputados del PP han salido apresuradamente del salón de Plenos, teléfono en mano, para llamar a sus compañeros. Eran poco más de las tres de la tarde y muchos estaban aún comiendo en la cafetería del Parlamento.

-“Presidente, está incumpliendo el reglamento”, le ha espetado Nieto.

-“Señoría, ¡que no tiene la palabra!”, le ha respondido, tras cortarle el teléfono a la diputada.

No es la primera vez que los grupos de la oposición acusan a Aguirre de saltarse el reglamento o de forzar interpretaciones del mismo para tumbar todas las iniciativas de la izquierda que pueden incomodar al Gobierno de Moreno, asentado cómodamente sobre una mayoría absoluta. El presidente de la Cámara lleva dos años vetando un debate monográfico sobre la crisis de la sanidad pública andaluza, demandada semana tras semana por la oposición.

-“Presidente, al menos deme la palabra. Usted tiene que cumplir el reglamento”, ha insistido el diputado socialista, Rafael Recio, impidiendo que Aguirre iniciara formalmente el orden del día. “No ha lugar”, ha remarcado el presidente. “¡Que hable el letrado, que diga algo el letrado mayor!”, se ha escuchado desde los micrófonos abiertos de los socialistas. Varios diputados de izquierdas, con el micrófono apagado, han empezado a protestar, blandiendo un ejemplar del reglamento.

En medio de este desorden, el vicepresidente de la Cámara, Manuel Andrés González (también del PP), se ha acercado a decirle algo al oído a Aguirre y, acto seguido, éste ha anunciado: “Bien, votamos una modificación del orden del día. Bien, vale, vale...Votos a favor...a la modificación del orden del día propuesta por tres grupos parlamentarios”. El caos ha ido creciendo. Se oían algunos parlamentarios preguntando a voces: “¿A mano alzada? ¿cómo lo vamos a votar?”

En ese momento, el portavoz del PP, Toni Martín, visiblemente nervioso, ha tomado la palabra para quejarse de que el letrado mayor debía aclarar si había que votar o no, y de que “estas cosas deben anunciarse antes de que comience el Pleno. No tenemos inconveniente en que se vote...”. Aguirre: “Señorías, hablado está con el letrado. Se va a votar”. El portavoz de Vox, Manuel Gavira, y el propio Martín se han quejado de no conocer la propuesta de los tres grupos de izquierdas. Aguirre les ha dicho que había pasado por la Mesa de la Cámara, donde ellos están representados, pero el diputado de Vox ha hecho un gesto de desprecio: “Bah, por la Mesa...”.

Es entonces cuando otro diputado del PP, Pablo Venzal, ha abierto su micrófono para alertar de que no tenían a todos sus diputados. “Señor presidente, nos tenía que haber advertido, porque nos falta gente. De un receso de cinco minutos para que la gente venga...”, dando un manotazo al micrófono, y haciendo gestos a la bancada socialista. “Cada vez que se va a votar se avisa con cinco minutos de antelación”, ha insistido Martín.

Los diputados de izquierdas han levantado la voz y Aguirre, efectivamente, ha ordenado un receso de cinco minutos: “Sí, señor, porque me da la gana”. “¿Para que vengan los diputados del PP de comer, para eso hacemos un receso?”, ha gritado la diputada del PSOE, Ángeles Férriz, que ha seguido relatando durante los cinco minutos de parón: “¡Qué vergüenza de Parlamento!”

Transcurrido el receso, los socialistas han pedido a Aguirre que ordene la votación, pero la bancada del PP seguía sin contar con todos sus miembros. “Cuando yo diga, cuando el presidente diga”, ha respondido. A esas alturas, Vox ya había decidido votar a favor de la iniciativa de las izquierdas para forzar la comparecencia de Moreno en la Cámara, si toda la oposición conseguía sumar más de los 55 votos de mayoría absoluta. Los diputados del PSOE se han ido calentando a medida que pasaban los minutos. “¡A ver si acaban los gin tonics los diputados del PP!”, ha dicho Férriz, “¡El Ventorro, están en el Ventorro!

Aguirre: “Tranquilos, tranquiiiilos”. El presidente de la Cámara, desde la Mesa, ha mantenido cerrados los micrófonos de la bancada socialista, pero ha permitido que el portavoz del PP tenga abierto el suyo: “A lo mejor es porque yo no estoy insultando. Relájate, relájate, compórtate como una diputada”, ha dicho Martín dirigiéndose al grupo parlamentario.

El letrado mayor del Parlamento y los miembros de la Mesa, en pie, han empezado a revisar documentación. Pasados unos diez minutos, Aguirre ha ordenado empezar con el orden del día, sin cambios, y votar al final de la jornada la posible intervención de Moreno, pero ya en la sesión del jueves. “Según me indica el letrado, y en caso de que salga positivo se hará en el orden del día siguiente”, ha zanjado, ante la protesta generalizada de la oposición. “¡Los cambios del orden del día se votan al principio, no al final!”, ha gritado el portavoz de Adelante Andalucía, José Ignacio García. “Los cambios los hago yo, no se hable más”, insistió el presidente.

Finalmente el Pleno ha arrancado con el debate sobre las cuatro enmiendas a la totalidad contra el proyecto de ley de Vivienda del Gobierno andaluz, rechazado uno a uno por todos los grupos de la oposición. Ejemplo de esa tranquilidad parlamentaria que disfruta el PP de Moreno gracias a su mayoría absoluta es que ninguna de estas enmiendas iba a salir adelante y su ley no corría peligro.

Pero la oposición no se ha rendido y, cuando la consejera de Vivienda, Rocío Díaz, intentaba contar el proyecto desde la tribuna, Aguirre ha tenido que interrumpirla y ordenar otro receso, esta vez de diez minutos. “Señorías, que no hay más debate, que no hay más debate. Guarden silencio”, ha dicho.

Al presidente, visiblemente ofuscado, se le fue entonces de las manos el control de la Cámara. La algarabía era total y había diputados, del PP y del PSOE, que se levantaban y se dirigían hacia la Mesa para mediar de cerca con Aguirre. “Siéntense, siéntense”. Aguirre pidió calma una y otra vez. “Yo no tengo prisa ninguna”.

Las izquierdas le gritaban -“pedimos amparo a la letrada”- para que revisara el artículo 73 del reglamento : “El orden del día del Pleno podrá ser alterado por acuerdo de éste, a propuesta del Presidente o a petición de dos Grupos parlamentarios o de una décima parte de los miembros de la Cámara”. Un buen pulado de diputados estaba, en ese instante, mirándose el librito del reglamento.

El momento más crítico llegó cuando el presidente del Parlamento dijo que él no había abierto la votación para cambiar el orden del día, algo que, en realidad, hacía hecho diez minutos antes: “No he llamado a votación...”. El estruendo hizo imposible seguir ninguna intervención, porque todos se interrumpían entre sí. Aguirre suspendió de nuevo el Pleno diez minutos. “Los portavoces, a sacristía”, dijo, llamando a consultas a un representante de cada grupo político.

Tras el segundo receso, reunido el presidente con los letrados y los miembros de la Mesa, Aguirre ha admitido que la solicitud de las izquierdas de un pleno extraordinaria había sido admitida a trámite por el órgano rector de la Cámara; también ha reconocido que “la petición in voce” que habían formulado para cambiar el orden del día era “perfectamente” posible y, por último, ha ordenado que se vote al final del Pleno, citando el artículo 87: “En los casos establecidos en el presente Reglamento y en aquellos que por su singularidad o importancia la Presidencia así lo acuerde, la votación se realizará a hora fija, anunciada previamente. Si llegada la hora fijada el debate no hubiera finalizado, la Presidencia señalará nueva hora para la votación”.

De salir adelante, una reunión extraordinaria de la Mesa tendría que alterar todo el orden del día del Pleno previsto para el jueves, en el que ya está fijada la sesión de control al presidente Moreno.