
El presidente Juan Manuel Moreno ha ofrecido por sorpresa una comparecencia pública desde el Palacio de San Telmo, sede de la Junta de Andalucía, a pocos metros de la sede del Servicio Andaluz de Salud (SAS), donde se estaban manifestando miles de personas exigiendo su dimisión por el escándalo de los diagnósticos tardíos de cáncer de mama.
“Esta tarde he aceptado la dimisión de la consejera de Salud y Consumo”, Rocío Hernández, ha dicho, tras defender la “honestidad y entrega” a su trabajo. Hernández, que fue nombrada en 2024, ha caído apenas una semana después de que estallase la crisis por los “errores” en el protocolo de detección y tratamiento del cáncer de mama , que ha dejado sin información clínica a 2.000 mujeres con pronóstico “sospechoso” durante meses y años. “No se entiende que hayan sido las afectadas las que hayan tenido que avisar del problema. No hay excusa”, ha admitido el dirigente popular, consciente de que fue la denuncia de la asociación Amama, difundida por la Cadena Ser, la que destapa el escándalo.
El Gobierno andaluz atraviesa la peor crisis política desde que Moreno es presidente, hace siete años. El escándalo de los cribados de cáncer ha zarandeado la estabilidad de una legislatura en fase terminal, prácticamente en precampaña electoral. Hace apenas unos días, un miembro del Consejo de Gobierno adelantaba a este periódico que “el presidente no iba a cesar a la consejera de Salud en plena precampaña electoral”, porque sería un “regalo” para sus adversarios políticos, que llevan toda la legislatura hostigándole por los déficit en el sistema sanitario.
Pero la presión social, política y judicial contra la figura del propio presidente, que tuvo que lidiar personalmente con la crisis mientras apartaban a la titular de Salud del foco público, ha terminado fulminando la carrera de Hernández , menos de un año después de su nombramiento.
El cese de la consejera llega minutos después de que miles de personas se lanzaran a la calle a protestar a las puertas del SAS, exigiendo la dimisión del presidente andaluz, y arropando a algunas de las mujeres con cáncer de mama que destaparon el asunto, pertenecientes a la asociación Amana. La imagen de cientos de mujeres colapsando el centro de Sevilla y coreando ¡Juanma, dimisión! provocó un “shock” en algunos de los consejeros del Gobierno, que vieron los vídeos y las fotos en sus móviles, mientras estaban en el Pleno del Parlamento. No ha existido una protesta masiva de esta índole desde que Moreno es presidente.
Dos meses para revisar a las 2.000 afectadas
Por la mañana, el Gobierno andaluz había presentado “un plan de choque” para tratar de solucionar el problema de los retrasos en los cribados, pero fue la portavoz de la Junta quien ofreció los detalles, en ausencia de la consejera de Salud. La Junta se ha dado dos meses de plazo para realizar una segunda prueba de contraste a las 2.000 mujeres afectadas -el 90% pacientes del hospital Virgen de Rocío de Sevilla- para confirmar si su pronóstico “dudoso” es benigno o maligno.
En ese momento, Hernández ya había puesto su cargo a disposición del presidente, pero la decisión no estaba tomada. Ha sido a las 20.30 horas de la noche, al inicio del informativo de Canal Sur Televisión, cuando Moreno lo ha hecho público.
El dirigente popular ha dicho de ella que es “una mujer que ha dedicado toda su vida a la sanidad y el último año al servicio público en una de las responsabilidades políticas más difíciles que hay en toda España, que es dirigir el sistema público de salud más grande que hay en España”. Ha admitido que cometió “errores y aciertos” y subrayado lo complejo de su tarea, dado el volumen del sistema sanitario andaluz. Pero también ha remarcado que “lo difícil de entender es que hayan tenido que ser las afectadas las que adviertan del problema”. “No hay excusa. Otros quizás las pondrían. Nosotros no lo vamos a hacer. Actuamos”, ha sentenciado.
El presidente tendrá ahora que designar a una nueva persona para gestionar la cartera más convulsa de su Gobierno, con el presupuesto más abultado (16.000 millones de euros al año), y un escenario judicial inminente. Hay dos causas judiciales abiertas que investigan los contratos a dedo del SAS con clínicas privadas, en el que están imputadas la actual gerente, Valle García, sus dos predecesores en el cargo, y un alto directivo de contratación en los servicios provinciales de Cádiz.
Además, el escándalo de los cribados de cáncer ha motivado varias denuncias ante la Fiscalía, tanto de algunas de las mujeres afectadas, como del Defensor del Paciente, y de dos formaciones políticas -IU y Adelante Andalucía- que señalan a la ya ex consejera, entre otros altos cargos, por un posible delito de “homicidio imprudente”.
Moreno también ha anunciado “una renovación profunda en el sistema sanitario andaluz”. “Auditaremos lo que haga falta auditar y cambiaremos todo aquello que detectamos que no funciona en esa estructura organizativa. Los partidos de la oposición -desde el PSOE hasta Vox- han llevado al Parlamento solicitudes de comisiones de investigación por los diagnósticos tardíos de cáncer y han pedido la dimisión del propio presidente.
“Disociar la sanidad de la política”
Rocío Hernández, médica pediatra de profesión con plaza en el Virgen del Rocío de Sevilla, venía de ser directora gerente del distrito sanitario Aljarafe–Sevilla Norte, uno de los más extensos de Andalucía. Fue nombrada el 29 de julio del año pasado para sustituir a Catalina García, la anterior consejera de Salud, cesada también en mitad de la polémica por la prórroga de los contratos a dedo con clínicas privadas sin anclaje legal, que investiga un juez por supuesta prevaricación.
El deterioro de la sanidad pública andaluza, con abultadas listas de espera de pacientes para un médico o para un quirófano, había escalado al segundo problema de los ciudadanos, según el último CIS andaluz. Era el mayor factor de conflictividad social, con manifestaciones de sanitarios y pacientes prácticamente todas las semanas en algún pueblo de Andalucía. La oposición lo convirtió en su principal frente de desgaste contra Moreno. A falta de ocho meses para las elecciones autonómicas, como muy tarde, los sondeos siguen vaticinando que el PP mantiene la mayoría absoluta, sólo arriesgada por el auge de Vox.
El presidente de la Junta eligió a Hernández, de perfil técnico y sosegado, con el cometido de desactivar la bomba, es decir, disociar la sanidad de la política en el debate público. La ya exconsejera logró inyectar formol a la contienda parlamentaria, para desesperación de los grupos de izquierdas, pero su forma de gestionar la crisis de los cribados empeoró la situación y emborronó la imagen del Gobierno andaluz.
Fue un una entrevista en la Cadena Ser, cuando afeó a las mujeres el estar “politizando” el asunto y denunció la “manipulación del sistema sanitario andaluz” cuando ya era palpable la alarma social y una corriente de solidaridad con las mujeres denunciantes. Luego, Hernández se reunión con la asociación Amana y terminó crispando aún más el ambiente. Ellas salieron de aquel encuentro afeándola que les hubiera “reñido” y que les reprochara el ver “el vaso medio vacío” .