En muchas residencias de mayores, la comida sigue siendo un trámite rutinario: menús genéricos, sabores apagados y restricciones poco matizadas que convierten el momento de comer en un hábito sin alma. Sin embargo, detrás de cada residente hay una historia clínica compleja, emociones frágiles y una necesidad profunda de sentirse cuidado también a través de la alimentación.

Hoy la evidencia es clara: la nutrición no solo previene enfermedades, sino que forma parte activa del tratamiento diario. A pesar de ello, gran parte del sector continúa tratando a las personas mayores como un colectivo homogéneo. La verdadera pregunta ya no es si la comida está “equilibrada”, sino si está diseñada para cada persona concreta.; crear título y subtitulo más periodístico

El menú estándar es cosa del pasa

See Full Page