El precio de la validación social
Vivimos en una era donde ser visto parece más importante que ser. Donde el valor personal se mide por la cantidad de aplausos digitales, y la autenticidad se diluye entre filtros, frases hechas y opiniones recicladas. Buscamos aprobación con la esperanza de sentirnos validados, aunque eso implique pagar un precio que pocos reconocen: nuestra libertad de pensar, decidir y ser fieles a nosotros mismos.
La trampa invisible de la aprobación
La validación social no es nueva. Desde siempre, los seres humanos hemos buscado aceptación; es una necesidad básica de conexión. Pero algo cambió cuando el reconocimiento se volvió público, medible y constante. Hoy, basta con un clic para ser aplaudido o cancelado.
Lo que antes era un gesto íntimo de pertenencia, ahora